martes, 28 de diciembre de 2010

¡Pizza, al fin!

El lunes 28, el Señor viajante descansó. Andaba con la cabeza hecha un bombo de reencuentros fugaces. Basta con dar una vueltecita por el barrio, mostrar donde hacía esto y donde vivía fulano, y el ombú de la Plaza Vicente López, que tiene cuidador y horario. Y, al fin, una cena que no fuera carne con otro compañero.

Descubrimos que en la adolescencia él quería ser como L y yo quería ser como él. ¿Quién habrá aspirado a ser como yo?

Una cena linda. Vino, pizza, humor.

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