jueves, 30 de abril de 2015

Baltimore para Sudamericanos

A los efectos de asistir a la comprensión de lo que pasa en Baltimore, quisiera puntualizar algunos aspectos de lo que lleva a esta situación. Es mi respuesta a comentarios que denotan algunos huecos comprensibles en la perspectiva lationamerica respecto a estos eventos.

En Baltimore se enfrentan, por una parte, miembros de una comunidad afro-estadounidense (llamémoslos negros, según el uso sudamericano). Por la otra, figura la policía (llamémoslos las fuerzas de represión, se entiende, de la estructura socioeconómica eurocéntrica y capitalista).

El enfrentamiento surge de la noticia, una en una serie, de una muerte más de un negro en manos de agentes de la represión, sin proceso legal que lo justificara. (Me opongo a la pena capital, que las leyes de Estados Unidos, la permiten en muchos estados y ciertamente a nivel federal. Pero ese es otro asunto.)

¿Por qué ahora?


Porque es una en una serie de muertes que han llamado la atención, y en parte porque se ha perdido la paciencia. Porque la "era post-racial" de Obama no ha resultado serlo.

Voy a suponer que el lector entiende que los antepasados de los negros fueron secuestrados y traídos de Africa a América trabajar sin compensación como esclavos por unos 250 años, hasta 1865. Y que después los soltó a la "libertad" sin educación ni medios al capitalismo estilo "sálvese quien pueda" de 1860-1929, y al trato de la discriminación, segregación y violencia periódica, que recién fueron ilegalizadas en 1964. Finalmente, recordaré que en el 2009 tomó juramento el primer presidente de piel oscura, Barack Hussein Obama, hijo de madre blanca anglosajona y padre negro de Kenya.

La explicación específica radica en que la comunidad negra en Baltimore, como la de Ferguson, arrastra los estragos que causó la crisis económica del 2008. Esta última, no olvidemos, emanó de la especulación en torno a la deuda hipotecaria contraída en comunidades pobres, generalmente negras y de inmigrantes hispanos, gente de escasa educación financiera, mediante mecanismos esencialmente deshonestos.

En el 2009, según informes del New York Times y el Economic Policy Institute, se presentaron alegatos contra el Wells Fargo Bank que en Baltimore el banco había establecido una sección especial para esencialmente estafar a negros pobres. Esta entidad compuesta de empleados negros, se encargó de visitar iglesias negras para presentar la posibilidad de préstamos de vivienda a sus miembros.

Los presuntos prestatarios, dados sus ingresos menores, representaban préstamos de alto riesgo. El banco no había hecho, ni hizo, esfuerzos similares en la comercialización de este tipo de préstamos a través de las instituciones sociales blancas.
O sea que en la zona más afectada de Baltimore, Sandtown, que como en Ferguson es desproporcionalmente negra (los negros representan el 13 por ciento de la población de los EE.UU., mientras Sandtown es 96 por ciento negra).

En breve, es el capitalismo salvaje en su cariz racista.

¿Cómo responder desde Sudamérica?


Ofrezco tres posibilidades conjuntas.

Primero, no suponer que capítulos históricos inconclusos de explotación con contenido racista no existen en Sudamérica.

Segundo, comprender que la opresión de los negros en Estados Unidos es la misma opresión de los latinoamericanos. Y no emana de una nación o una raza, sino de un robo sistemático llamado el capitalismo.

Tercero, ejercer la solidaridad.

domingo, 5 de abril de 2015

En fiebre

Me despierto
en una estación en Vermont
con compañeros de colegio
de Buenos Aires.
Ellos quieren ir a Montreal
yo ando en camino a Washington,
siempre a trasmano.
A ellos se les han perdido las valijas
yo tengo todo
ofrezco comprarles sus boletos,
per me hacen cumplidos que no.
Hay en el andén
una locomotora marrón
con letras amarillas
North Hudson Railroad.
Pero,
es la misma
que vi
al despertarme en el vagón
en mi sueño,
antes de despertarme de mi sueño
de estar en tren.
del cual deperté parado en el andén
con mis compañeros.
Excepto que me despierto
y ya estoy en Washington:
en mi cama
y no en Vermont
y no les pregunté a los compañeros
¿qué fue de aquél compa
que protestaba que Dios era un soberbio
que se hacía halagar todo el tiempo?
y recuerdo
de repente, que no los vi
hace menos de años
y que el North Hudson Railroad
no existe (lo guglié).
Quizás las fiebres
son como anticipos
de la vejez encamada
y del otro mundo
en el que navegamos
mentes sin cuerpos
como un servicio interminable
de películas que dirijo
protagonizo
disuelvo
y rehago
por los siglos
de los siglos
... ah ...
y la sibilancia
de mis pulmones enfermos
no es más que
un coro de ángeles
traído de "Marat/Sade".