viernes, 15 de mayo de 2015

¿Dañó la liberación?

La liberación era para romper con condicionamientos banales y antiguos
no para jodernos la vida a propósito, viejo.
¿Cuándo nos dañaron tanto?
Así escribe la poetisa ad honorem RRB un diagnóstico de la condición de la mujer—en fin, de si misma el día que escribió sus  cuatro estrofas de verso libre. Y me adhiero, me solidarizo y ofrezco mi empatía.

Ya escribí—pero en inglés y para yanquis (ver Was "Women's Liberation" a Capitalist Con?—la versión económica de la justificación de la queja.

La llamada "segunda ola" feminista* al abrir empleos no tradicionales a la mujer tuvo un efecto económico inesperado. En sencillo, los patrones dijeron: "¡Vengan mujeres, a empleos no tradicionales (pero con diferenciales de paga por sexo bien habituales), así les pagamos menos a los machos!" Negocio redondo.

Pero RRB es de la tercera ola feminista, como lo demuestran sus frases de erotismo tajante y hasta violento: "Me chupas la concha, pero me saludas con un beso en el cachete" ... "Te gusta como te toco la pija, pero no te gusta que lo haya aprendido".

Y no se queja de la plata excepto como instrumento de dominación: "Me invitas a tomar una cerveza, para que te la pague yo."

¿Y la "liberación"? ¿No era que la mujer se iba comprender a si misma, dejarse de pedir disculpas por todo (inclusive lo que no tiene nada que ver con ella) y rugir como una leona?

Resulta que, como dijera Mafalda, la mujer terminó enjuagando trapos de la historia y no jugando papeles históricos. RRB tiene de sobra para quejarse. ¿Y qué hacer, mis estimadas Vladimiras Ilich, ahora que la revolución falló?

No ha fallado.

El feminismo intenta dar vuelta una pizza que ha estado en el horno por lo menos 20 mil años. No va a cambiar de una con anchoas a lucir salame de un día al otro.

Hoy por hoy, como no lo era en 1968—año en el que militantes feministas acudieron a un concurso de belleza en Atlantic City, New Jersey, a quemar sus corpiños—hasta los compadres más machos y supuestamente despreocupados saben: la mujer no es un juguete y una sirvienta, es un ser humano con derechos además de responsabilidades.

Hay quienes dicen que hasta que el día en que sean los hombres los que menstruen y den a luz y se queden con los niños en la cueva, calladitos y dependientes de la la voluntad imperiosa de las mujeres que los escojan, no cambiará nada. Pero no lo creo.

La liberación sucedió—después de hecho el daño—en la conciencia. Falta ejercerla y hacerla respetar.

* La segunda ola del movimieno feminista corrió de 1960 y pico a 1980 y pico en EE.UU., o de los 1970-80 a 1990-2000 en el resto del mundo. Hay quienes dicen que hacia el 2010 comenzó una nueva ola. Veremos.