viernes, 23 de marzo de 2012

"Soy una oruga en vías de desarrollo"

El titular fue escrito por una ciberamiga que repiensa su vida, como todos lo hacemos. Si, le comenté, y viene un tren y te aplasta. Oruga, rieles (vías), tren: desenlace inevitable.

Desglosemos.

"En vías de desarrollo" llegó a ser un cliché de desarrollistas de buena voluntad para referirse a los países pobres, a los que "subdesarrollados" les caía como insulto. Hoy en día, en los círculos económicos internacionales esos mismo países, con sus mismos paludismos socioeconómicos de siempre, son "emergentes".

Estar en proceso de desarrollo es, en definitiva, una ficción.

Primero, supone un ayer y un mañana que en realidad no existen; somos, seguro ... fuimos o seremos ¿quién sabe?

Segundo, ser desarrollado significa ya sea naciones con problemas de alto suicidio, drogas y el humo atroz de las fábricas, o personas como papá o mamá, que resultaron ser menos otarios de lo que creíamos a los 15, pero ... ¿no son modelos cuestionables?

Tercero, en definitiva, a semejanza del dicho de Keynes, si nos quedamos en las vías a la espera del desarrollo, seguramente vendrá antes un veloz tren expreso a aplastarnos.

lunes, 5 de marzo de 2012

No somos plantas, no tenemos raíces

El pesar de una amiga que, como yo, vive entre varias culturas sociales, evoca todo un submundo de dolores que aquejan de cuando en cuando a quién se ve siempre extranjero. Propongo revisar el significado y la realidad de la familia, la tribu, la raza, la religión organizada y la patria.

Yo no elegí cuándo y dónde nacer, ni de que raza o tribu, o dentro de qué familia y mucho menos país. De todos modos, los países son ficciones legales; la patria no existe. El concepto de raza ha sido desvirtuado por la ciencia; las razas no existen.

Las religiones son todas falsas y verdaderas; pero los cleros, los libros sagrados y los ritos son puro invento, útiles para quienes saben aprovecharse de ellos. La tribu, agrupación que ha abarcado a veces al país y la raza y aún la religión, es una invención humana del pasado que respondió a la ley de la selva.

Estos resabios de otras épocas conforman lo que nos es familiar y, a veces, nos proporciona identidad cuando no somos lo suficiente maduros para adoptar una propia.

¿Con qué derecho verdadero se me exige declarar ciudadanía, banderear patrotismo, vitorear la superioridad racial, creer en el dogma sagrado, defender la tribu y adherirme a los lazos de sangre?