sábado, 6 de enero de 2007

Estamos Solos

Me doy cuenta que estoy solo al descubrir que el mundo no está para mi.

Descubro asimismo que:
  • Al anochecer ni acudí yo a otros, ni acudieron otros a mi, a traer té a los lechos de los andamos con este resfrío maldito que circula en esta ciudad.
  • A las 7 de la mañana del sábado no hay con quién discurrir sobre la preocupación que me despierta.
  • Al deambular por la biblioteca o el cine no conversé con nadie.
  • En realidad la mayor parte de la gente me aburre, y yo los aburro a ellos. En creciente medida, lo que más les interesa en realidad son los escasamente apetecedores detalles de sus condiciones médicas. Igualmente, lo que más me interesa a mi es mi futuro económico.
  • Aún cuando hago donaciones, o llevo a cabo algún voluntariado, la motivación real es sentirme bueno y noble.
Estamos solos. Nadie ha de velar por nosotros. Y, seamos francos, a menos que nos paguen, ya sea con moneda psíquica o somática, no hemos de velar por nadie.

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