lunes, 27 de febrero de 2012

Si ningún profeta es bien recibido en su propia tierra, yo debo ser profeta universal

Los lectores asiduos notarán que he cambiado el lema de "vivir acá con ideas de alla" a "vivir entre acá y allá". El titular es la lección de ayer, el evangelio según Cecilieaux.

Desde allá (Argentina), me dicen que soy un gringo. Me acordé de la frase de Jesús cuando lo rechazaron en su pueblo. Soy argentino, por ende los argentinos me rechazan.

Pero después me puse a pensar. Acá (USA) nunca dejaré de ser un grasa más. O sea que debo ser de acá también. ¿O no?

Y después me pongo a pensar ... que realmente nunca he convencido a nadie de ninguna nacionalidad.

Esto es tan clavado que en mi juventud, con un amigo, complotábamos el control de grupos de discusión y mi papel era el de defender la posición de la contra. Porque si yo lo defendía, clavado que todos los monos (y monas) se aferraban a lo opuesto.

Es como ser, en lo retórico, un imán repelente. No soy ni de allá ni de acá, ni de ninguna parte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ni de aquì ni de allà, se es de un universo propio dificilmente compartible.

nani

Anónimo dijo...

Somos ciudadanos del mundo. Acá, allá y en cualquier lado. El problema es que la gente se acostumbra tanto a identificarse con sus vecinos, que cuando viene uno que viste distinto cree que es un mal tipo, un roñoso, un ser peligroso, etc. pasa por un tema de superficialidad y materialismo, por el hecho de estar siempre pendientes de qué es lo que hacen los que los rodean para ver si tienen lo mismo que ellos o no, en vez de pensar que es lo que uno podría hacer para que los demás vivan mejor. Últimos días de este sistema inicuo. Saludos Cecilieaux!