sábado, 25 de febrero de 2012

El tren que chocó fue la Argentina

Los libres del mundo responden: ¡Al gran Pueblo Argentino, cállense, carajo!  ¿Quieren culpables? ¡Mírense al espejo! Tomen un momento para sentir la pena extraordinaria que me acongoja cuando miro hacia la pampa dorada y las sierras plateada de mis antepasados, inmigrantes y patricios, y veo solo un establo rebosante de bosta.

¿Qué puede hacer Cristina para resucitar a los caídos? ¿Qué pudo hacer Cristina para reparar el ferrocarril destartalado que es la República Argentina desde ... los gorilas, Perón, Yrigoyen, Rosas, San Martín?

¿Quién eligió presidente a Cristina, los uruguayos?

Hay que resolver honrar a los que murieron. No por héroes, que no lo fueron. Más por mentecatos como vos y yo. Tontos o ilusos o desesperados lo suficiente como para subirse a trenes que dejaron de ser adecuados para habilitación pública hace ... ¿cuánto?

Ni sabemos, ni podemos desentreñar quien puso la bosta en el establo. Los caballos se han ido y sus patrones se han ido o se han disfrazado de otra cosa.

Y, si, está la historia funesta de los ferrocarriles argentinos, esos contruídos para que del pulpo porteño y bonaerense saliera el producto bruto y comida y el país chupara las más caras importaciones manufacturadas. Esos nacionalizados justo cuando estaba fijado que los ingleses pusieran su tecnología al día y luego vendidos en epocas en que las joyas de la abuela sustentaban el amago de la paridad con el dólar.

Pero, si, eran también los trenes que de chico adoraba ver pasar por la Federico Lacroze. Mi ambición era ser, precisamente, guardabarreras, y hoy ni deben haber guardabarreras. Eran tipos que salían con una bandera roja a parar a autos y transeúntes y asegurarse que todos estuvieran a salvo cuando pasara el tren de la línea C hacia Retiro.

Tren eléctrico Metropolitan-Vickers construído en Manchester, Inglaterra para el Ferrocarril Central Argentino (luego General Bartolomé Mitre)  in 1931. Se usaron hasta 1995. El de la tragedia del Once eran, por una parte, un tren électrico japonés de los 1960.
¡Cuánto nos haría falta hoy un guardabarreras!

Y es que el guardabarreras somos vos y yo, vieja y viejo. Dejémosnos de culpar al otro, tomemos una pala, y saquemos esta bosta que apesta del establo.

Esto no lo hace una desde la Casa Rosada ni uno de Santa Rosa de Calamuchita. Esto se hace en grupo. Sin avivados. Haciendo cola. Cumpliendo con lo prometido (y no prometiendo el oro y el moro). Dando el ejemplo.

Este choque puede ser lo mejor que le haya sucedido a Argentina si sirve para una toma de conciencia de que ese tren nos personifica a nosotros argentinos.

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