lunes, 19 de marzo de 2007

La Etica y los Valores

Alguien puede dejar de verme como amigo porque observé una carencia de de ética, que expresé -- con una cierta imprecisión -- como una merma de “valores.” Debido a que pienso que es un problema crucial en nuestra época, quisiera repasar el tema, tanto como auto-clarificación como para exponer lo que pienso hace falta en la sociedad estadounidense, en la que vivo.

Primero, distingamos los valores y el ética.

Un valor es el resultado de una comparación: X es "más mejor" que Y. Hay valores económicos (la cosa X vale la cantidad Y de trabajo, representada como dinero), valores estéticos (la rubia X es más atractiva que la de cabello pardo Y), valores del comportamiento (me gusta hacer X más que Y) y así sucesivamente. Éstos son en gran parte subjetivos, arbitrarios, maleables e impermanentes. Los valores se prestan a la persuasión colectiva, a través de la coacción o la seducción a varios niveles y de diversos grados, desde las dictaduras hasta la publicidad y la presión del grupo.

Cada uno tiene valores. Representan algunos de los límites que ponemos al comportamiento debido a la convención social, desde los modales hasta las leyes.

El ética, por otra parte, es el rama de la filosofía que estudia el comportamiento humano, sus conceptos, sus normas y su uso. En un nivel, explicamos conceptualmente qué es la ética. En otro proponemos qué es y no es la virtud. A otro nivel procuramos aplicar o derivar principios de preguntas sobre ciertos comportamientos humanos: ¿Es moral el aborto? ¿Cuáles son derechos humanos y cómo se determinan?

En la sociedad que observo, la mayoría de la gente carece de ética. Mucha gente deriva valores éticos de la religión heredada. Alguna gente observa simplemente el comportamiento de grupo y bautiza de "ético" lo que meramente se acostumbra. La mayoría confía en su propia voluntad para decidir lo que es ético.

Es este último punto a lo que me refiero hoy. Hemos llegado al punto que la mayoría de la gente piensa que debe canonizar lo que hace como moral y bueno, sin importarle si es coherente con su pensamiento respecto a la realidad total. En esto, mi amistad es como la mayoría. En lugar de un pensamiento ético, hay una auto-indulgencia disfrazada en la que cada uno legisla y juzga -- sin atenerse a una constitución externa o interna.

En los últimos sesenta años hemos ido de sistemas éticos heredados, externos y absolutos a éticas internas, circunstanciales y relativas que supuestamente eran más profundas, pero que en realidad son un largo elogio a si mismo. Cualquier acción se justifica si me sienta bien, y dado que se ha convertido en deber cuidar la preciosa autoestima, resulta mientras algo me haga sentir bien, está bien.

Nadie es culpable de nada, la cosas "pasan". Hasta los políticos conservadores con sus afamados “valores de familia” (y divorcios frecuentes) afirman su responsabilidad pero evitan el responder requerido ante lo mal hecho.

Hallo todo esto problemático, pero cuando expreso mi problema me crea problemas. Me tratan de santurrón y mojigato.

A la gente no le gusto que alguien les haga pensar qué principios éticos hay, mucho menos sopesar la idea de someterse a ellos, sienta bien o no, si no lo exige la ley ni la moda.

Examinemos un ejemplo cercano sin que sea incómodo para la gente de hoy.

Había una época que se registra en la memoria viva en la que ciertos prejuicios eran aceptables y hasta eran respaldados por la ley, y en algunos círculos una cierta forma de ser prejuicioso era aceptable. Los judíos llamaban Schwartze a los afroamericanos con desdén; los irlandeses les decían "wop" a los inmigrantes italianos; la gente sabía de solterones que nunca se casaban o vivían con amigos del mismo sexo y se solía susurrar sobre ellos; el lugar de una mujer estaba en la cocina; y, por supuesto, ningún sureño blanco quería que su hija se casase con un negro o un católico.

Estas ideas se podían expresar más o menos abiertamente -- aunque la gente más educada hablaba a espaldas de las víctimas. Ahora no se puede. Los conservadores llaman al cambio de normas sociales la llamada “corrección política”; quisieran retroceder, “conservar” el ethos del prejuicio.

De hecho, el prejuicio no ha desaparecido. Los judíos susurran Schwartze y se ha divulgado que en un arranque de nervios en medio del trabajo un actor afroamericano del exitoso programa televisivo Grey's Anatomy llamó "marica" a un colega que al parecer es homosexual.

Ahora, a la ética. ¿Es un mal el prejuicio? ¿Por qué? ¿Estaba siempre mal o es simplemente incorrecto desde 1964? ¿Somos la mayor parte de culpables de esta fechoría (de pensamiento, palabra u obra)? ¿Nos engañamos pensando que no somos prejuiciosos, para sorprendernos cuando nos brota algo hiriente respecto a un grupo demográfico? ¿Qué debiéramos hacer para asumir reponsibilidad, para dar respuesta por nuestras acciones?

¿O es ese si me sienta bien tengo derecho para actuar, hablar y pensar con perjuicios?

Confieso: tengo prejuicios. Por ejemplo, contra los británicos. Deploro tanto lo que hizo el imperio británico y hallo a los ingleses tan desagradablemente arrogantes, que raramente les acepto errores aún cuando admiro muchas cosas de origen británico. Es la gente la que no aguanto.

Claro, me digo que, pobres, gran parte de la arrogancia británica, del imperialismo y de esa manera imposible de ser viene de vivir en una isla pequeña con un un clima horrible, de perder la humanidad en la niñez dado que los padres cuidan para los animales domésticos mejor que a sus niños (vaya a Inglaterra y verá el montón de animales domésticos gordos y niños flacos). Es un sentido de la inferioridad disfrazado de otra cosa.

Son racistas porque se odian profundamente. Son desagradables porque son tímidos. Conquistaron el mundo porque quien diablos deseaba permanecer en una comarca donde uno se empapa todo el año. Comenzaron el comercio esclavos de África porque sabían que sus propios trabajadores eran unos haraganes de piel cetrina y cuerpos enfermizos incapaces de trabajo rudo.

No es justo prejuzgar a cuanto británico se me cruce. Debo pensar en ellos como pienso de los españoles: valerosos, de principios obstinados, religiosos hasta el fanatismo, amantes de la vida. ¿O es un prejuicio eso también?

¿Cómo se enfrenta uno el mal ético del prejuicio? ¿Cómo se admite (con un aire risueño) que uno se ha equivocado, para tomar un curso distinto?

Y me parece que simplemente aprobar una ley (la Ley de Derechos Civiles de 1964) y adoptar una nueva manera (la llamada corrección política) no ha funcionado. El prejuicio abunda. El racismo abunda: véase la respuesta de la Administración Bush tras Katrina en Nueva Orleans.

He aquí la base de la ética: un principio que nos incomoda porque describe como podríamos mejorar. Nos guste o no.

Un principio ético sobrevive la excusa de la falta de educación, el sufrimiento, cualquier cosa, excepto la carencia de conciencia -- que se acaba el momento en que reconocemos a nuestro comportamiento en lo que el principio prohibe.

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