jueves, 26 de octubre de 2006

Sermón en la Iglesia Atea

Si Richard Dawkins se cansa un día de la biología evolutiva, siempre puede ganarse el pan como cómico. Eso es lo que descubrí el martes cuando vino a hablar sobre su nuevo libro, The God Delusion (La Ilusión de Dios), en una librería cerca de mi casa.

Dawkins es profesor con cátedra sobre la comprensión pública de la ciencia en la universidad de Oxford. Acuñó el término "meme", que se volvió un lugar común en círculos intelectuales después de que su trabajo de 1976 The Selfish Gene (El Gene Egoísta).

Un meme es una unidad de la evolución cultural, según Dawkins, quese propaga como un gene, transfiriéndose de una mente a otra. Las frases hechas y las tonadas populares son memes. El meme mismo se convirtió en meme.

Dawkins también ha contribuido a la teoría evolutiva con la noción que los efectos fenotípicos (es decir, los efectos de las características o la apariencia total de un organismo) no se limitan al cuerpo de un organismo pero pueden influenciar todo un ambiente. Ni me pregunten por qué es una gran contribución científica; esto excede lejos mis rudimentarios conocimientos. Lo siento.

De todos modos, no fue la ciencia lo que me atrajo a la charla de este personage a una mera media cuadra de mi domicilio. Dawkins es, además de científico y observador de la cultura, un apasionado defensor del ateismo y crítico de la religión.

No obstante, en el New York Times del domingo pasado la crítica de su reciente libro indicó que “aunque hay partes buenas, con datos precisos sobre las imbecilidades de los fanáticos religiosos y los fraudes de creyentes de todas las religiones, el tono tiene un aire un tanto satisfecho y la lógica resulta de vez en cuando descuidada.”

Escuchamos en la charla bastante sobre los imbéciles y el humor que incitan resultó muy divertido. Dawkins citó el caso de Juan Pablo II, quien insistió por años en su convencimiento de que Nuestra Señora de Fatima lo salvó de la muerte en el atentado contra su vida en 1981.

“Podríamos preguntarnos ¿porqué la mano maternal no movió la bala para que ni diera en su cuerpo?” Dawkins comentó. “O también podríamos decir que los cirujanos que trabajaron para extraer la bala y reparar el daño por horas de horas merecer algún reconocimiento".

No se quedó con eso Dawkins. "Pero sobretodo, debríamos preguntarnos ¿por qué no intervinieron Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de Medjugorje o Nuestra Señora de Knock? Deben haber estado ocupadas con otras diligencias.”

Y no es solo el papa su blanco humorístico. No peca de tímido Dawkins al apuntar hacia Abraham, el patriarca bíblico, a quien Dawkins tildó de fanático al punto del filicidio, “excepto, nos dice la Biblia, Dios estaba bromeando ese día”.

Dawkins también habló, por ejemplo, de la "limpieza étnica" en el libro bíblico de Josué. ¿Limpieza étnica? ¿En la Biblia? Aquí está:

Y cuando los sacerdotes hubieron tocado las trompetas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Dad gracias, porque el Señor os ha entregado la ciudad. [...] Entonces el pueblo dio gracias, y los sacerdotes tocaron las trompetas; y aconteció que cuando el pueblo hubo escuchado el sonido de la trompeta, el pueblo gritó con gran vocerío, y el muro se desplomó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada en fila, y la tomaron. Y destruyeron por completo, a filo de espada, todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, bueyes, ovejas y asnos. (Josué 6:16,20 - 21)

Dawkins contó que un equipo de sociólogos les leyó el texto citado a un grupo escolares israelíes, tras lo cual se les entregó un breve cuestionario en el que se preguntaba si el estudiante estaba de acuerdo con lo que sucedió, según el texto. Dos tercios dijeron que si, decir que Dios había prometido la tierra al pueblo hebreo y que era su misión conquistarlo a toda costa.

Los sociologos entonces modificaron el texto: en vez del Señor, Josué y los hebreos, pusieron una deidad oriental, el General Lin y los chinos. Tres cuartos de los niños israelíes a los que se les presentó el texto modficiado dijeron que la matanza era inmoral. Dawkins concluyó que la moralidad bíblica no es la ética natural a la que normalmente acudimos, sino que los creyentes escogen lo que les gusta de la Biblia y hacer caso omiso de las múltiples inmoralidades en las escrituras.

Me vi reír y asentir con tantos otros que habían venido a escuchar a Dawkins. Sin embargo, el evento me hizo recordar a una iglesia en plena misa de once, sin un asiento libre y con un inevitable excedente de fumadores a la entrada, generalmente adolescentes castigando facha para las chicas. La librería se había atestado de gente bastante antes de la primera palabra de la charla.

Cuando Dawkins empezó a hablar y a hacernos reir, sentí como si estuviera en la presencia de un predicador popular, un redentorista o un dominico quizás, pero en este caso, ateo. Y al igual que en una iglesia, la gente era casi toda una poco peculiar. No era gente que elegiría como amigos. Mi acompañante me dijo luego, cuando le conté mi impresión, que yo mismo lucía un tanto peculiar: con un hojal de la camisa sin botón y una mancha que sin duda había sobrevivido la máquina de lavar.

Y hasta el predicador tuvo que admitir que el ateismo requiere un poco de fe.

Técnicamente, Dawkins dijo, es un agnóstico, dado que nadie puede probar la inexistencia de un dios.

“Somos todo el agnosticos sobre todo, desde las hadas a Zeus y Yahvé,” dijo. “Transitamos en la vida como si no éstos no existieran, con absoluta confianza que así es, aún cuando, por supuesto, es imposible demostrar una tésis negativa.”

Amen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

(aahhhh, ahora me siento mucho mejor)
lindo blog!