jueves, 18 de febrero de 2010

¿Convendrá Pagar la Deuda?

Dije que el dólar había bajado frente al euro y ... ¡zás! ... se dió la crisis financiera griega y el euro comenzó a declinar frente al dólar. Quise aleccionar a Cristina Fernández de Kirchner y olvidé puntualizar un asunto concreto: propongo el reciente drama con el Banco Central.

Estos dos puntos tienen una interrelación.

Si, el peso baja, tal como dije; pero el dólar también sube. Es más, la economía argentina ha llegado a tal distancia del concierto financiero internacional, que lo que le suceda al dólar, al euro, al yen o al renmenbi, tiene escasa incidencia en el valor del peso.

Claro, es una "independencia" un tanto sui generis. Argentina funciona financieramente como arquero, defensa, delantero propio y del equipo opositor: juega sola y a si misma. Al peso lo apoya el laburo argentino, hoy más que nunca, y nada más.

Y esa rara condición conlleva ciertas consecuencias, entre ellas, la congelación de fondos argentinos en el exterior. Argentina ha sido "castigada" por su cese de pagos con puertas cerradas en los mercados de capitales, donde se pueden obtener fondos para solventar inversiones que lleven a crear empleos y estimular el crecimiento.

Cristina no puede pedir prestado.

Por un lado la situación es muy argentina. El país, al igual que sus habitantes, siempre ha tendido a hacer las cosas a su manera, a desear auto abastecerse, ser un ente un tanto "autista" encerrado en su propia viveza y su propio juego.

Con el pago de los US$9 mil millones adeudados al Fondo Monetario Internacional, Argentina se liberó del FMI, cuya supervisión en asuntos como éste suele ser muy correcta en términos contables, pero peca de inconsciencia en materia social. Tener deuda fiscal cuando se necesita hacer obra no será buena contabilidad, pero responde a toda una escuela económica que levantó a los EE.UU. y Europa de la depresión de los 1930: el keynesianismo.


Además, lo que se escarmienta de la banca internacional es poco. Por ejemplo, debido a juicios contra la Argentina, la tesorería estadounidense retiene unos US$100 millones que son patrimonio argentino. Frente a los US$169 mil millones adeudados, la mayoría de los cuales se están pagando, cien millones es poca cosa. (Claro, si me los dieran a mi ...)

Entonces, ¿en qué quedamos y por qué se ha metido Doña Cristina en la camisa de once varas de sacar plata de las reservas, pelearse con el Banco Central y una punta de jueces?

Porque, si bien las reservas del Banco Central crecieron de US$10 mil millones a US$46 mil millones del 2002 al 2008, se ha revertido la balanza de comercio exterior hacia saldos positivos, y la economía argentina ha pasado de declinar a expandirse -- todos logros kirchnerianos, tómese nota -- en el 2009 comenzaron a aparecer indicios preocupantes.

De una respetable tasa de crecimiento del 7% en el 2008, en el 2009 bajó al 0.7%. Mientras tanto la deuda fiscal ha comenzado a crcer. Al mionca kirchneriano se le está acabando la nafta.

Y no es momento para celebrar, oposición. Que por esto pueden llegar a sufrir todos.


La presidencia de la impopular Cristina, en cuestiones de fondo, ha demostrado  un alto grado de perspicacia financiera -- inclusive en la jugada de pedirle prestado al Banco Central una cuarta parte de las reservas para retirar la deuda considerada en el exterior como haberes muertos, que traban la posibilidad de pedir prestado en el futuro.

Cristina, y por Cristina quiero decir el país, necesita fondos de inversión para volver a generar el crecimiento. Tiene razón. La deuda que quiere pagar no es toda la deuda. Solo una porción que dé a entender que Argentina piensa hacer buena letra.

¿Mi consejo? Déjenla.

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