¿Qué hacer ante una parrillada cuando es la segunda del día? Una al mediodía con sobrinas que, a los 15 y 19, ya apuntan o comienzan a ser señoritas; la segunda con un ex-compañero de colegio que ha cambiado poco y nada. No ha cambiado el bifacho tampoco, pero ...
Sucede todo muy rápido. Charlamos, vamos de caminata personalmente "histórica", amagamos reencontrarnos.
No logro conocer realmente a la sobrina de 19 que conocí cuando tenía 2. Y la quinceañera es tímida. Entretanto, con mi amigo terminamos en un restaurant ruidoso donde no es posible hablar.
Nos vemos, pero es como ver una serie de diapositivas.
La casa donde nació mi madre a comienzos del siglo pasado no está. Ya lo sabía, pero quería ver. Un bosque de edificios de departamentos. Irreconocible.
¿Y si uno tuviera tiempo para dedicar días y días a la conversación con cada uno?
Tampoco. Somos todos como barcos que navegan por el mar.
(Esta entrega correspondería a ayer, tratándose del 27 de diciembre del 2009. La de hoy viene más tarde.)
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