Hace exactamente 30 años hoy se publicó bajo mi firma un artículo de opinión en The Washington Post titulado "We Have Good Reason to Hate the Brits" (Por Algo Odiamos A Los Ingleses) en el que intentaba ofrecer una contrapesa a la anglofilia norteamericana respecto a las Malvinas.
Pero nada resulta tan sencillo como uno se imagina. Pasé por el análisis de agentes de inteligencia, debates sordos y hostiles en los medios y hasta amenazas sotto voce. La respuesta más idónea y risueña fue la de una prima: "Te salió el nacionalista", me escribió.
Y eso es lo que estimo les salió a muchos argentinos el 2 de abril este año. De repente se habló de los "héroes" de 1982. Y pocos se acordaron que esas fuerzas armadas argentinas estaban principalmente entrenadas para reprimir civiles desarmados.
Su derrota frente a una de las potencias de la NATO era solo cuestión de tiempo. Y los soldaditos mandados a la "guerra", de la que ningún general argentino tenía experiencia propia, eran carne de cañon, no héroes.
A 30 años de los hechos habría que buscar la manera de bajar el volúmen emotivo. Hay que sebar el mate con un poco de whiskey, ponerse el poncho sobre el traje de Harrods, y re-pensar más clara y razonablemente sobre este asunto de unas islas,
Malvinas o Falkland, que en definitiva son de mala muerte.
Más tiempo las han ocupado los franceses (antes que existiera la Argentina) y los ingleses (después), que los tres gatos locos argentinos que una vez las habitaron muertos de frío. Más tiempo tuvieron a la Argentina los indios que los españoles ... y ni hablar de la mayoría de origen inmigrante.
Y, francamente, ¿qué le ofrece a los kelpers la Argentina? ¿Fútbol para todos?
Si, como escribí en 1982, los ingleses le robaron a la Argentina (e Irlanda, la India, Africa angloparlante, etc.) mucho más que las Malvinas y por algo son
objeto de la antipatía instintiva de la mayoría de los argentinos.
Pero en Argentina y entre los argentinos hay problemas de fondo de mayor prioridad que la posesión de dos escollos locos en medio del océano sur.
La guerra de hace 30 años tuvo el único resultado benéfico que podía esperar la Argentina: librarse de los cobardes en uniforme que estaban estrangulando al país.
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