Pregunta un amigo de la juventud adónde va a parar Cristina después de expropiar acciones de YPF para obtener control nacional mayoritario. ¿Es que la Argentina va hacia una Cuba marxista-leninista o una Venezuela "bolivariana"? No, por tres razones.
1. La expropiación de acciones no le quitó Yacimientos Petrolíferos Fiscales a Repsol.
La empresa española a la que Menem le vendió esta joya de la abuela para financiar el espejismo de la paridad del peso con el dólar pasó meramente de accionista mayoritario (57%) de YPF a accionista minoritario (49%). Y entiendo que se habla de compensar a Repsol, como prevee el régimen constitucional.
2. No hay coacción directa a la oposición, aparte del debate retórico.
Aunque el clima político en la Argentina parece estar envenenado con excesos demagógicos deplorables dirigidos a la hinchada (y en esto creo que casi no hay argentino exento de culpa), no me consta que haya censura, ni hechos de fuerza extralegales.
3. Ni la presidenta accidental Cristina ni su posible heredero Boudou tienen el peso político de un Castro y un Chávez.
Junto a sus colegas, tanto oficialistas o de la oposición, ambos son demasiado corruptos como para ejercer la disciplina férrea que requiere ser un dictador a largo plazo con todo el andamiaje ideológico necesario. La clase política argentina se ha enamorado demasiado de sus juguetes materiales.
Mi receta: tómense un buen vermouth con soda, dos si todavía les palpita la cabeza, y verán que mañana todo ha pasado.
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