Mañana es Thanksgiving Day (Día de Acción de Gracias), una cena familiar que en Estados Unidos se celebra el último jueves de noviembre. En Canadá, lo celebran en octubre, porque en noviembre los canadienses están enterrados bajo nieve y no tienen de qué dar gracias.
Escribo estas líneas para mis lectores iberoamericanos, para que puedan vivir el momento sin estar acá. Ya sé que saben de la costumbre, pero una cosa es saberlo, otra es vivirla.
El primer Thanksgiving que se recuerda por tradición fue celebrado por los llamados "peregrinos" puritanos, que provenían de Inglaterra, después de su primera cosecha en el Nuevo Mundo en 1621. El banquete duró tres días, y según la versión de un testigo, Edward Winslow, asistieron unos 90 nativos americanos y 53 ingleses. Ocurrió en lo que llamaban Nueva Inglaterra, precisamente en lo que hoy es el estado de Massachusetts.
Se celebró como día de festejo ocasionalmente a partir de una proclama de George Washington en 1789. Fue declarado fiesta federal por Abraham Lincoln en 1863, el año en el que la Unión ganó la batalla decisiva de Gettysburg en julio, a un costo humano horrendo, para agradecer el favor divino a la nación que luchaba por su existencia y sus principios.
Hasta acá lo formal y conocido.
Lo que hay que tener en cuenta, especialmente mis lectores sudamericanos, es que en la mayor parte de los estados norteños, esta ya es época de guantes y abrigo, y en las zonas fronterizas con Canadá, nieve. Ayer me puse el primer sueter del otoño.
Además, país comercial que es, en la televisión la fiesta se centra en avisos, avisos, avisos sobre las gangas que se pueden obtener el llamado "Viernes Negro", que es el comienzo de otra serie de festejos en el culto a Mamón (versión dólar): la Navidad, una orgía de consumo que termina la mañana del 25 de diciembre, fecha cuyo significado en aquella antigua religión de los peregrinos nadie ni recuerda.
Al Viernes Negro se lo denomina así porque el volúmen de ventas transforma la balanza comercial de muchos negocios de roja (pérdida) a negro (ganancia), según el color de tintas utilizadas tradicionalmente por los contadores. La gente se apelotona para comprar, comprar, comprar en alabanza al Santo Dólar que está en la Tierra.
A esto se le ha agregado el Ciber Lunes, el Viernes Negro en sitios web comerciales para los que le huyen al pelotón y alaban al Señor Dólar desde la comodidad de sus computadoras (¿que digo? tabletas, celulares). Es un poco como ver la Misa por televisión.
Mientras tanto, el jueves (mañana) es el día en que se reune la familia, y digo todas las generaciones, no solo la familia nuclear, para comer pavo asado al horno.
La tradición culinaria es usar los ingredientes originarios de los indios nativos. Generalmente, se agrega salsa de arándanos (generalmente dulce y que contrasta con los sabores salados de la carne), un plato de frijoles cocidos (llamado "green bean casserole"), puré de papas, y otros.
En la mesa surgen todos los diferendos (es un poco como la cena dominical en la Argentina, donde se arman discusiones de futbol), y este año el tema será un cierto Pato Donald que se dice va a ser presidente.
En mi familia nuclear de adulto, esposa y dos hijos, íbamos a la casa de la madre a cenar con hermanas, parientes y siempre un invitado que la madre había encontrado, una oveja descarriada sin familia con la cual celebrar. Este año, con hijos mayores y ya distantes, esposa ida, y familia esencialmente muerta, iré a lo de mi compañera, con su anciana madre, a comer pollo, porque pavo es mucho para tres personas.
Tradicionalmente en la vida moderna, entre los que no cocinan antes de la cena se mira por televisión al desfile frente a Macy's, una tienda de ramos generales en el centro de Manhattan, en la que figuran notablemente los grandes globos que representan personajes de dibujos animados, Bullwinkle, por ejemplo.
Después de la cena hay otra tradición televisiva moderna, aunque no en mi caso porque a mi los deportes no me llaman la atención, el partido de futbol estadounidense entre la Marina y el Ejército.
El viernes tradicionalmente no era feriado, pero se ha ido acostumbrado darlo como puente. Cuando yo comencé a trabajar, en los 1970, todavía se trabajaba (o se tomaba como vacación, descontada del anual permitido). Hoy ya no; generalmente se les da asueto pago a los empleados.
¡Feliz Thanksgiving!
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