"¿Por qué estás enojado con el país de tus padres? No es peor que ninguno otro, or que el mundo entero," me escribe una lectora francesa, cuando la pregunta debería ser, "¿Cómo que no es el peor país del mundo? Es la República Argentina."
Claro, hay un comentario neoyorquino que explica que, cuando la gente que reside en la "Gran Manzana" dice "Nueva York es la peor ciudad del mundo" o "tenemos los peores subterráneos del mundo", en realidad no es una queja sino una declaración de vanagloria.
Somos Número 1 en lo peor. Mirá la mierda en que vivo y como me manejo.¿Suena familiar, argentinos?
Lo único que en el caso de la Argentina no es mito urbano sino realidad. No estaban contentos con la Mazorca, pusieron al PAN que les comió el pan. Muertos de hambre se rebelan en la única verdadera revolución "cívico-militar" de la Argentina, la de 1890, y logran el radicalismo que culmina en la figura hegemónica de Yrigoyen. Los patrones se cansan de tanto medio pelo, sueltan a Uriburu y todos sus pichichos milicos y comienza medio siglo de golpismo que termina en lo de 1976-83 que ni hablar.
Desatisfechos con la democracia, elijen a un charlatán ladrón que vende las joyas de la abuela para darles la sensación de paridad con el dólar, y psicológicamente Estados Unidos, el objeto de odio-amor argentino que sirve de justificación fenómena para todo.
¿Hiciste los deberes? Y, si, pero me los robaron los yanquis.
Y así siguen las cosas. Nada funciona. Cristina EfedeKa (agreguen las dos sílabas más ustedes, ¡malpensados!) amaga a no amagar.
Pero no se preocupen, ¡Argentina campeón! Con un poco de esfuerzo más podrán superar a Haití y entonces llegar a la cumbre del valle de llantos que se evapora hacia los cielos.
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