El título de esta entrada es, en resumen, la queja central contra todo programa público de seguridad social, ya sea de salud, compensación por desempleo, jubilación, guarderías e incluso la educación misma. Y no sólo eso; es la protesta argentina contra la más mínima cortesía, como la que podría extenderse al peatón porteño para cruzar la calle cuando el semáforo le da luz verde con la confianza de que no va a ser atropellado.
Cabe preguntar, ¿por qué pagar por vos?
Empecemos por el lado que, si una ley de aplicación universal dice que debo pagar para que otro reciba cierto beneficio, seguro que también significa que el otro tiene que pagar para bien mío. Eso es lo que significa la res publica famosa que decimos que es la República Argentina. Todos estamos en esto juntos, como comunidad nacional, para compartir los riesgos y desafíos esenciales de la vida, como puedan ser la enfermedad, el desempleo, el tener y criar hijos, la adquisición de conocimientos necesarios y la vejez.
Rara vez reconocemos que alguien ya ha pagado por nosotros. ¿Quién a los 3 años, por ejemplo, compró y preparó todos los alimentos que comía, la ropa que llevaba, la vivienda que tenía? ¿No hemos sido todos recipientes netos de todo hasta llegar, como mínimo, a la edad de trabajar?
Y aún si hemos sido suficientemente emprendedores como para comenzar la empresa propia, ¿hemos construido por nuestra cuenta la infraestructura de transporte que permite enviar productos a nuestros clientes?
Nadie es un individuo absolutamente autosuficiente. Ni siquiera vos. Es por eso que corresponde que pagues cuando me enfermo: para asegurar que cuando vos te enfermes que pague yo. Para eso existen las sociedades desde tiempor inmemoriales.
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