Tres cosas apuntan al apocalipsis en un futuro cercano.
En primer lugar, está el mundo de mi profesión, el periodismo (que, por las dudas, no es lo mismo que bloguear). Ando trastornado desde fines de mayo, cuando me enteré que el New York Times ofrecerá compensación para que renuncien toda una capa de empleados editorioles. En mi propio mundillo periodístico, las cosa tampoco andan según lo planeado.
Este es el tipo de evisceración que elimina las personas invisibles que hacen posible un medio de comunicación elocuente y bien documentado. Le sucedió al Washington Post hace varios años y sólo la calamidad de Trump suspendió el verdugo, hasta cuando no se sabe. El Post no es ni jamás fue el Times, pero había días en que era una fuente fiable de información, a veces escrita decentemente. Vamos hacia una sociedad "libre" de información.
En segundo lugar, mis ojos captaron una nota de negocios en el Post, acera de los problemas que la Apple tiene con el desarrollo de la inteligencia artificial, que hizo que la proverbial manzana de Newton cayera sobre mi cabeza. ¡La inteligencia artificial explica el futuro socioeconómico!
En pocas palabras, es lo siguiente: las élites, esos que tienen en sus manos en las palancas de la sociedad y la economía han decidido diezmar la población. Piensan que hay demasiadas, luchan mucho, quieren sueldos mejores, más derechos y un montón de cosas que los humanos aunque no sean posibles (manteniendo las cosas como son). Solución: dejar que el 80 por ciento de la humanidad esencialmente se muera de hambre y que quede solo una capa obsecuente de gente de alto nivel educativo; así toda la humanidad podrá vivir de los bienes y servicios producidos por la inteligencia artificial. (Espero que yo y los míos estén entre ese privilegiado 20 por ciento, aunque no sé.)
En tercer lugar, existe el cambio climático. No requiere más explicación.
Esto puede reflejar el acercarme a mi apocalipsis personal, ya que me acerco a mi 65° cumpleaños aunque, objetivamente, no veo un futuro mejor.